viernes, 11 de septiembre de 2009

Observaciones: Hombre-lata / Lata-hombre

Todo el mundo está enlatado. No existe cosa que carezca de paredes, piso y techo. La anatomía sólida de los cuerpos-objetos se empeñan siempre en dejar fuera lo que no reconoce o lo que le hace mal.
El humano es un cubo por naturaleza, aunque su anatomía lo disimula por completo. Tiene paredes, techo y piso. Además ¿no encerramos algo en nuestro interior? Como una lata, una caja, una esfera, como un todo. Algo en lo que nada de lo que esté adentro se desborde. A nuestro interior envasado a veces se le olvida el encierro pero en ocasiones necesita del exterior. Como una película que quiere ser vista. Tan parecido a los objetos, sólo que los hombres aún ignoramos nuestro envasado absurdo. Todo funciona como en la vida del objeto. Hay almacenes enormes repletos de cajas, latas, envases, etcétera, esperando a ser vendidos. El deseo más grande de un objeto es ser descubierto. El de la mayoría de los hombres también, sólo que su espera es más ¨sofisticada¨:en un café, en baile, en una fiesta, en las calles,en un sueño, en todos lados.
Los únicos en reconocer su cubismo son los objetos, se dejan sentir cuadrados y limitados a ciertos actos. Aceptan cargar lo que llevan dentro y una vez que los han abierto se olvidan de su anatomía, se entregan al desbordamiento de su carga. Los objetos nos dejan sentir hombres, y por eso vamos todos sintiéndonos hombres, por que enlatamos zanahorias, chícharos o hasta muertos, cualquier cosa que se deje ser enlatada, o sea todo. Tal vez lo hacemos por que inconscientemente reconocemos nuestro cubismo, nos enlatamos a nosotros mismos para que alguien más nos descubra y podamos desbordar sin culpa lo que llevamos dentro.

1 comentario:

  1. que buena reflexion acerca de como enlatamos y nos enlatamos...

    nanoenomar

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