Las abuelas andan a toda velocidad sin llevar prisa, danzan con faldas de nubes que decoran con nudos el viento, y cuando se sienten cansadas, regresan de nuevo a la tierra a esperar su principio...

Una ballena se ha comida mi bosque...

... Dejó el olor de las vísceras impregnado en el cielo de mi bosque,¡le había dado un gran mordisco!,yo había soñado con ella varias noches atrás, supongo que así fue como llegó a él, las olas también tienen patas, y manos, y ojos, ellas también quieren salir de paseo, se colgó a la ballena en la espalda, como carterita de piel antigua que se acurruca en el fondo de los bolsos, y silenciosa, como si caminara en tacones de arena, atravesó la puerta del bosque...

LIMPIEZA EN CASA...

A veces me he dado cuenta que mi obsesión por la limpieza es una muestra palpable de ayuda a mi desorden interno, limpiar la casa es intentar limpiar mis dudas, ese terrible temor de encontrar entre las sábanas una profunda arruga, no es, quizá, sino una mera inquietud por desvanecer las penas que en ciertas noches he acomodado en mi colchón, nostalgias que se desechan mientras uno duerme, tender la cama, tender el alma, cobijar de nuevo una lágrima que se ha ido secando entre la anatomía de mi colchón, arrojar las sábanas para abrigar un oscuro recuerdo. Trapear, tallar el suelo -tallar los pasos-, barrer, sacudir, lavar, regar las flores, no es sino una hermosa analogía de cuando uno intenta comenzar de nuevo una historia, quitar el polvo, quitar la duda, abrir espacio para acomodar un nuevo artefacto, es sólo acomodar el tiempo con la ferviente esperanza de que la limpieza enjuagará los días...